El reciente hallazgo de un cadáver cerca del Estadio Guillermo Briceño Rosamedina en Juliaca ha puesto al descubierto una triste historia de abandono y desamparo. José Manuel Chávez Porras, de entre 40 y 45 años, fue encontrado sin vida, desatando preguntas sobre las circunstancias de su muerte.

José Manuel tenía una conexión especial con el colegio Santa Catalina, donde trabajó como empleado administrativo hasta el año 2008. Su historia es conmovedora: siendo huérfano desde su nacimiento, fue adoptado por las religiosas de la Congregación de Dominicas Santa Rosa de Lima, quienes lo criaron dentro de la institución.

Sin embargo, tras su despido en 2008, José Manuel enfrentó dificultades y cayó en una espiral de desesperación y depresión, recurriendo al alcohol como refugio. Su situación de vulnerabilidad se agravó al no contar con recursos para alojamiento ni alimentación, mientras que el dinero que le pertenecía supuestamente estaba en manos de un antiguo colega.

Ahora, la comunidad del colegio Santa Catalina exige que la institución tome responsabilidad por los trámites para retirar el cuerpo de José Manuel de la morgue, dado su vínculo con la congregación religiosa asociada. Además, están movilizándose para brindarle un digno adiós, como muestra de respeto y gratitud hacia la persona que compartió años de su vida con ellos dentro de la institución educativa.

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