La ansiedad puede ser normal o patológica, y esta última debe ser motivo de atención porque se refiere a la que es excesiva, persistente y genera disfunción en quienes presentan el problema, explicó el médico psiquiatra del Hospital Hermilio Valdizán, Julio Pomareda Llanos.

La ansiedad normal aparece cuando la persona enfrenta situaciones que le generan temor porque cree que se encuentra ante algo que puede afectar su vida, por ejemplo, si transita por una calle oscura o debe rendir un examen. Esto es pasajero, adaptativo y puede servir de aprendizaje cuando se supera.

Sin embargo, la ansiedad patológica no es pasajera. Por el contrario, es excesiva, persistente, no es adaptativa y genera disfunción en quien la padece, precisó el especialista del departamento de Salud Mental del Adulto del citado hospital.

“Si usamos una escala para describir los tipos de ansiedad, podríamos decir que es normal de 0 a 5. De 5 a 6 la persona es ansiosa como parte de su personalidad y eso no la incapacita, pero de 7 a 10, ya tiene problemas de salud mental y puede presentar ataque de pánico, ansiedad generalizada, ansiedad social o fobia social, como también se le conoce, o un trastorno obsesivo compulsivo”, comentó en Agencia Andina.

La ansiedad patológica se manifiesta a través de síntomas físicos y mentales, y mediante alteraciones en las funciones biológicas. Para el médico psiquiatra, es importante reconocerlos para que puedan recibir una atención especializada.

Pomareda Llanos refirió que los síntomas físicos son diversos y aparecen juntos. La caída de cabello, boca seca y amarga, zumbidos en los oídos, dolor de cabeza, en el cuello y espalda, además de estreñimiento, urgencia miccional, hormigueo en las extremidades y taquicardia, son algunos de ellos.

Si a ello se suman las ideas de preocupación, los pensamientos frecuentes de que algo malo ocurrirá, las dudas de que pueda recibir ayuda, la angustia e irritabilidad o tener la sensación de que en cualquier momento se perderá el control de las cosas, el problema se irá convirtiendo en algún tipo de trastorno.

“Igualmente, si se alteran sus funciones biológicas, por ejemplo, sueño entrecortado, superficial, insomnio, tiene poco o mucho apetito, deja de trabajar, estudiar y la relación con los más cercanos es problemática, todo ello se convertirá en una ansiedad patológica”, subrayó Pomareda Llanos.

Carga genética en la ansiedad

¿En qué condiciones puede aparecer la ansiedad patológica? Para el médico psiquiatra, hay tres factores que determinan la aparición de esta enfermedad: predisponente (genético), determinante (psicosociales) y desencadenante (estresores).

Los factores psicosociales son las experiencias vividas, negativas y positivas, lo que se aprendió en la vida, mientras que los estresores son situaciones específicas que ocasionan la enfermedad (es la gotita que rebalsa el vaso de agua).

El factor genético es familiar y se trasmite de generación en generación. Influye en las personas diagnosticadas con ansiedad patológica, en un 30 y 40 por ciento.

Por lo tanto, a la ansiedad patológica se le considera una enfermedad multicausal, que aparece entre la adolescencia y los 50 años, sobre todo entre los 40 y 50 años.

“Si la persona se da cuenta de que su mamá, papá, tío o tía son ansiosos le conviene pensar en su bienestar y salud mental, en su autocuidado, en realizar actividades que le gustan, ordenar sus horarios, tener buenas relacionas con sus seres queridos y amigos y, si lo cree conveniente, buscar a un especialista para que la oriente. Los problemas de ansiedad no siempre requieren fármacos”, remarcó.

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