La adultez mayor es una etapa de vida en donde, por lo general, los problemas de salud se desarrollan progresivamente. Ocurren cambios a nivel fisiológico, como la disminución de la producción de saliva o disminución de la sensación de sed, lo que ocasiona una menor ingesta de agua.
Por otro lado, pueden ocurrir problemas bucodentales, así como una disminución del apetito, que reduce el consumo de alimentos, limitando así la ingesta de nutrientes necesarios para el organismo, lo cual hace que las personas se vuelvan vulnerables de adquirir alguna enfermedad.
Es importante mantener una alimentación balanceada con 5 tiempos de comida al día (3 comidas principales y 2 refrigerios) y que la última del día se consuma 2 horas antes de ir a dormir. En caso de falta de apetito, estos cinco tiempos se pueden fraccionar a más cantidades en el día.
Asimismo, cada tiempo de comida debe incluir tres grupos de alimentos:
- Energéticos: sus principales componentes son carbohidratos y grasas saludables que nos proporcionan energía.
- Constructores: su principal componente son las proteínas de origen animal
- Reguladores: aportan vitaminas, minerales y antioxidantes.
Dentro de los alimentos energéticos tenemos a los cereales como el arroz, trigo, quinua, pan, avena, fideos, menestras, tubérculos, palta, aceituna, frutos secos, aceite de oliva y mantequilla.
Se recomienda elegir los productos integrales por su alto contenido de fibra. Sobre los alimentos constructores encontramos a las carnes magras, pescado, huevo, así como los lácteos bajos en grasa. Mientras que los alimentos reguladores incluyen todas las frutas y verduras de diferentes colores y cocidas, en caso haya problemas de masticación.
Cabe mencionar que el tipo de alimentación varía de acuerdo a las necesidades de cada persona.
«Desde la Unidad de Salud Pública, realizamos talleres con los distintos clubes del Centro Integral del Adulto Mayor, a través de los cuales se busca la intervención activa y dinámica de los participantes», comenta la licenciada Milagros Hinostroza, nutricionista de la Red Integrada de Salud de la Municipalidad de San Borja.
Finalmente, debemos recordar que, una alimentación balanceada, una adecuada hidratación diaria y la actividad física diaria permitirán la prevención de distintas enfermedades y afecciones como la diabetes, obesidad, hipertensión, problemas cardiovasculares, estreñimiento y cánceres, entre otros. Asimismo, ante cualquier consulta sobre nuestra alimentación es importante acudir a un profesional en nutrición.
«Nos preocupamos por el bienestar de los adultos mayores de nuestra comunidad y parte de ello implica hablar sobre el fortalecimiento de sus hábitos de alimentación y la promoción de un estilo de vida saludable, dándoles las herramientas necesarias para que aprendan a combinar adecuadamente los alimentos y así puedan preparar platos nutritivos, acorde a sus gustos y posibilidades», concluye la licenciada Hinostroza.