En Juliaca, muchas personas realizan denodados esfuerzos para recoger piedras planas de forma circular y de diversos tamaños, con la creencia de que así podrán obtener dinero en el futuro.
Para los creyentes, este ritual forma parte de una antigua costumbre de la población del altiplano, que en la actualidad despierta el interés de la juventud y los niños, quienes concurren a los ríos Maravillas, Cacachi y Unoccolla.
Para conseguir mayor probabilidad de lograr convertir esas piedras en dinero, muchas personas recurren a los chamanes, quienes en medio del humo generado por el sahumerio y el incienso, invocan a la Pachamama por el bienestar de las familias y por el cumplimiento de los deseos.