La bebida amazónica ayahuasca se ha convertido en uno de los alucinógenos más buscados del mundo. Sus consumidores relatan viajes internos que les transforman la vida, contacto con seres de otras dimensiones y experiencias cercanas a la muerte. Ahora, un estudio ha logrado identificar los efectos de ese brevaje en el cerebro humano.

Un equipo liderado por Chris Timmermann, investigador del Imperial College London, reclutó a 20 voluntarios sanos (todos evaluados física y mentalmente) para que reciban una inyección de 20 mg de dimetiltriptamina (DMT), el compuesto psicodélico que se encuentra en Psychotria viridis, el arbusto usado para preparar el ayahuasca.

Los científicos usaron electroencefalografía (EEG) e imágenes de resonancia magnética funcional (fMRI, por sus siglas en inglés) para registrar la actividad cerebral de los voluntarios antes, durante y después de que el psicodélico hiciera efecto. Asimismo, los participantes informaban constantemente sobre la intensidad de la experiencia.

Los resultados del estudio, publicados en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS), muestran una ruptura en la organización jerárquica del cerebro, una actividad eléctrica caótica y un disparado aumento en la conectividad entre las regiones más evolucionadas, como la memoria, el lenguaje y la imaginación.

“Cuanto más fuerte era la intensidad de la experiencia, más hiperconectadas estaban esas áreas del cerebro”, explicó Timmermann a The Guardian, refiriéndose a una comunicación más caótica, fluida y flexible entre dichas regiones.

“En la dosis [de DMT] que usamos, es increíblemente potente”, dijo la profesora de neurología Robin Carhart-Harris, coautora del estudio, en declaraciones al medio británico. «La gente describe dejar este mundo y abrirse paso en otro que es bastante inmersivo y ricamente complejo, a veces poblado por otros seres que sienten que podrían tener un poder especial sobre ellos, como dioses».

“Lo que hemos visto es que DMT rompe las redes básicas del cerebro, lo que hace que se vuelvan menos distintas entre sí. También vemos que los principales ritmos del cerebro, que cumplen una función inhibidora y restrictiva en gran medida, se descomponen y, en conjunto, la actividad cerebral se vuelve más entrópica o rica en información», añadió.

Los autores sugieren que esta capacidad de la DMT para hacer que la actividad cerebral sea más fluida y flexible puede explicar también los resultados prometerores de su uso junto con psicoterapia para tratar la depresión.

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