Científicos de la Universidad de Texas (EE. UU.) han desarrollado un escáner cerebral que utiliza una inteligencia artificial que ha sido entrenada para convertir imágenes de resonancia magnética en textos que guardan relación con lo que pasa por las mentes de las personas. En otras palabras, el dispositivo funciona como un ‘lector de pensamientos’.
Este descodificador —llamado técnicamente interfaz cerebro-computadora o ICB, por sus siglas en inglés— fue entrenado a partir de resonancias magnéticas tomadas del seso de tres personas mientras escuchaban 16 horas de programas radiales.
Tras haber acumulado miles de datos y haber encontrado correspondencias entre las imágenes cerebrales y el contenido de los audios, el dispositivo fue probado en otros seis individuos mientras escuchaban un podcast, veían una película muda o imaginaban una historia.
De ese modo, se descubrió que las oraciones que generaba el escáner cerebral inteligente guardaban relación con las tareas que se encontraban experimentando los participantes, describe el estudio publicado este lunes en la revista Nature Neuroscience.
Inteligencia con base en GPT
La inteligencia artificial que utiliza el escáner se ha desarrollado con base en la versión original de GPT, el modelo de lenguaje creado por la compañía OpenAI, cuyas nuevas versiones son la médula del popular bot ChatGPT.
Los científicos desarrollaron el nuevo ICB como una alternativa no invasiva ante aquellos otros que cumplen la misma función, pero se instalan directamente en el cerebro para traducir la actividad neuronal en palabras y frases.
Aunque las resonancias magnéticas registraban la actividad de varias zonas cerebrales, la IA se centró en estudiar aquellas áreas relacionadas con la audición y el lenguaje, las cuales no han sido tan atendidas por estas tecnologías como las áreas motoras que controlan el habla.
Captando el sentido de los pensamientos
El Interfaz cerebro-computadora ha sido catalogado como un «descodificador semántico», ya que trabaja en el ámbito de las ideas y los significados.
«En lugar de fijarnos en el ámbito motor de bajo nivel, [el sistema] trabaja en el nivel de las ideas, de la semántica, del significado. Por eso, no registra las palabras exactas que alguien escuchó o pronunció, sino su sentido”, explica Alexander Huth, neurocientífico de la universidad tejana y uno de los autores de la investigación.
Christian Herff, un neurocientífico ajeno al estudio que hace casi una década creó una ICB que convertía las ondas cerebrales en texto sostuvo a El País: “Esto es realmente genial, ya que las aportaciones de GPT contienen la semántica del habla, no las propiedades articulatorias o acústicas”.
Así, se encuentra “absolutamente convencido de que la información semántica se utilizará en las interfaces cerebro-máquina para hablar en el futuro”.