Las protestas en Chile mantienen al país paralizado. El Gobierno ha militarizado las regiones más conflictivas por las protestas para evitar manifestaciones y mantuvo el toque de queda nocturno en regiones como Valparaíso. La pasada noche del 20 de octubre fue una de las más violentas al registrarse al menos tres muertos y decenas de heridos. El número de fallecidos desde que comenzaron las protestas, por lo tanto, se elevaron a once.

Las manifestaciones volvieron a tomar Santiago este lunes, después de que en la noche del domingo se registraran, al menos, 50 militares y policías heridos y más de 350 lugares saqueados. Más de un centenar de supermercados fueron robados y en uno de ellos murieron calcinadas dos personas. El otro fallecido murió a causa de un disparo de las autoridades en la ciudad de Coquimbo.

El ministro del Interior, Andrés Chadwick, aseguró que cada vez «cree con mayor firmeza» que bajo estas protestas hay grupos organizados de delincuentes. «Ayer decía que no podíamos tener la ingenuidad de pensar que no había una acción que pudiese estar vinculada, organizada en algunos de estos sectores de delincuentes y resulta bastante evidente con lo que ha pasado los últimos días», señaló.

Estas protestas comenzaron la semana pasada contra el alza del precio en los pasajes del metro, pero se han extrapolado hacia el gran descontento social que sufre el país debido a las profundas desigualdades y la pobreza que azotan a Chile. Las protestas se empezaron a recrudecerse con barricadas y decenas de detenidos este fin de semana.

La «guerra» de Sebastián Piñera

El presidente chileno, Sebastián Piñera, sorprendió el domingo con sus declaraciones al calificar el estado por el que atraviesa el país como una «guerra» contra los grupos violentos. El Ejecutivo mantiene el estado de emergencia en 10 de las 16 regiones del país y ya confirmó el toque de queda en dos.

La militarización del país, los toques de queda, los fallecidos y la contundencia que ha caracterizado al Gobierno durante el último fin de semana son estampas que han recordado a muchos chilenos a tiempos pasados sufridos durante la dictadura de Augusto Pinochet. Desde aquel entonces, no se sacaban los militares a la calle para controlar las protestas.

Las restricciones de movimiento dejaron los barrios de las principales ciudades chilenas desiertos, salvo en las zonas donde os manifestantes desafiaban la prohibición de salir de la calle y se enfrentaban abiertamente contra las fuerzas de seguridad.

La mesura de la actuación policial ha sido duramente cuestionada por organismos protectores de los derechos humanos, que denuncian un uso desmedido de la fuerza en las detenciones, torturas y vejaciones a menores de edad. En las redes sociales se han difundido varios vídeos que reflejan la violencia con la que en algunos casos están actuando las fuerzas de seguridad.

Alarma internacional por los acontecimientos en Chile

La alta comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos y expresidenta de Chile, Michelle Bachelet, pidió hoy diálogo entre el Gobierno y la sociedad civil para «calmar la situación». Bachelet exhortó al Gobierno «a que trabaje con todos los sectores de la sociedad hacia soluciones que contribuyan a calmar la situación e intentar abordar los agravios de la población por el interés de la nación».

La alta comisionada subrayó que, tras la violencia desatada, que se ha saldado con la detención de más de 1.900 personas, «el uso de una retórica inflamatoria solo servirá para agravar aún más la situación, y se corre el riesgo de generar miedo en la población».

Además, en el panorama económico, el mercado del dólar abrió este lunes en Chile con una subida hasta ubicarse en los 722,50 pesos, 11 pesos más que el valor al cierre del pasado viernes, cuando comenzaron a radicalizarse las protestas sociales que han marcado un fin de semana de violencia.

Fuente: EFE, Reuters y france 24.

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